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Editorial
Propuestas disparatadas
La ACNUR ha advertido que “la construcción de muros rara vez ha resuelto el problema de fondo de las presiones migratorias, incluyendo a las personas que buscan protección”.
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Lunes, 1 de Abril de 2024

Construir un muro para separar a Cúcuta de Venezuela y rezar el rosario en los parques para ahuyentar a los espíritus que generan inseguridad y violencia en la ciudad, parecen sacados del guion de alguna película sobre un mundo populachero.

Que eso lo propongan desde el Concejo de la ciudad colombiana más importante en la frontera desnaturalizan esa corporación y la convierten en una entidad violadora de la Constitución y la ley, así como en desconocedora de las relaciones diplomáticas.

El levantamiento de un muro de concreto para erradicar totalmente las trochas, “por donde precisamente no ingresan los ciudadanos legales” como lo sugiere nada menos que el presidente del cabildo, Edison Contreras, es penetrar a un laberinto en el que abundarán los problemas y habrá sequía de soluciones.

Por ejemplo, esto puede llegar a interpretarse como una operación de xenofobia contra los venezolanos al señalarlos como uno de los factores disparadores de la inseguridad en la ciudad.

La ACNUR ha advertido que “la construcción de muros rara vez ha resuelto el problema de fondo de las presiones migratorias, incluyendo a las personas que buscan protección”.

Pero además al Concejo y a su máximo dignatario, que es del mismo grupo político del alcalde de Cúcuta, no se les debe olvidar la bicentenaria unidad natural y hermanamiento de ambos pueblos.

Y, por si fuera poco, exóticas alternativas de esa naturaleza, emanadas del organismo coadministrador municipal, podrían desencadenar en un nuevo enturbiamiento de las relaciones colombo-venezolanas.

¿Cuánto costaría ese muro de 60 o 64 kilómetros? ¿Ese dinero no sería mejor invertirlo para que no se quede ningún niño, adolescente o joven por fuera del colegio y la universidad en la ciudad? ¿Parte de ese dinero no sería mejor dirigirlo a tecnología de seguridad e inteligencia?

Más bien, los diecinueve honorables munícipes deberían pronunciarse planteando que los puestos fronterizos se modernicen en materia de controles biométricos en los puentes y que las fuerzas de seguridad fronterizas junto con los cuerpos migratorios refuercen las operaciones de patrullaje y control.

Eso es lo sensato y ajustado a la labor que les corresponde como servidores públicos y no andar por ahí buscando protagonismo con ideas sin ningún asidero legal que a la postre solo tienen la intención de poner a sonar sus nombres en la sociedad.

Y lo mismo pasa con la otra ‘santa’ alternativa de luchar contra la delincuencia rezando el rosario los días 13 de cada mes. Se le olvidó al Concejo que preside Contreras que en Colombia se garantiza la libertad de cultos de acuerdo con el artículo 19 de la Constitución, donde dice que todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley.

La presente administración municipal de Cúcuta está pasando a la historia por su alta carga de populismo que no le hace nada bien y sí, por el contrario, va mostrando la urgencia de poner los pies en la tierra, actuar con cabeza fría, planear las estrategias y políticas para de esa forma  empezar a mostrarle resultados a una impaciente y preocupada ciudadanía.

Vale preguntar si el alcalde Jorge Acevedo avala las ‘iluminadas ideas’ del Concejo o más bien se alineará con los cucuteños de a pie para reclamarles más trabajo para sacar adelante a la ciudad y dejar a un lado tanta fantasía politiquera.


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