Por los conflictos generados en el Medio Oriente se presentó una oleada de migrantes que se dispersaron por el mundo entero, especialmente hacia América que para muchos era la Tierra Prometida. Así que desde el Protectorado Francés de El Líbano, donde había nacido en 1895, llegó a Colombia a comienzos de la década de los años veinte del siglo pasado, estimulado por su pariente político, esposo de su hermana Cecilia. Sus comienzos fueron, como el de la mayoría de los inmigrantes descendientes de fenicios, el comercio, que realizaba a lomo de mula por las agrestes tierras santandereanas, hasta que se decidió por establecerse en la población de Chinácota donde ya lo había hecho una numerosa colonia de sus paisanos.

Poco tiempo más tarde se trasladó a Bucaramanga, donde ejerció su actividad comercial durante algunos años hasta que decidió radicarse en la capital nortesantandereana, donde se casó y comenzó a desarrollar su fructífera carrera.

A comienzos de 1930, fundó el almacén La Artística frente al parque Santander, establecimiento especializado en la oferta de telas y géneros finos importados de Europa los que combinaba con la venta de vidrios y marcos de cuadros para la decoración del hogar. Habiéndose consolidado y con cierta holgura financiera, expandió sus negocios al sector de transformación, comenzando por instalar un curtiembre en el sector de El Salado, una ubicación adecuada para esa clase de actividad, alejada del casco urbano y sobre las riberas del río limítrofe. 

Simultáneamente, a comienzos de los años cuarenta forma sociedad con otros dos empresarios de la ciudad, Luis Francisco Eslava y Gilberto Clavijo para establecer la primera fábrica de hielo de la ciudad, grupo que abandonó posteriormente cediendo sus acciones a otros participantes.

Varios años más tarde, en 1956, le ofrecieron en venta el local que ocupaba su almacén La Artística, la cual declinó pues prefirió adquirir una vasta hacienda en la zona costera del rio Zulia, donde dedicó sus esfuerzos en desarrollar cultivos industriales de arroz y caña de azúcar, y producto de ello creó su firma campestre, Sociedad Agropecuaria & Cía., con la que se dio origen a los molinos de arroz, entre los cuales se destacaron la Arrocera Molinos Zulia en Bucaramanga y Molinos Cúcuta en esta ciudad, instalado también a orillas del río Pamplonita, en una zona que fue urbanizada en los últimos años.

Con la caña de azúcar en producción, importó de Venezuela la maquinaria para instalar un ingenio panelero al que llamó El Triunfo, el cual funcionó varios años, actividad que decidió abandonar para emprender un negocio que consideraba más lucrativo, la fabricación de materiales de construcción en arcilla de la región, consideradas de características especiales y muy abundantes en los valles de Cúcuta y sus alrededores, lo que se tradujo en la creación del Tejar Santa Teresa, actualmente, uno de los tecnológicamente más adelantados del país.

En el transcurso de sus últimos años, las tierras de sus haciendas localizadas en lo que serían los terrenos urbanizables de la ciudad, fueron debidamente adecuadas para la construcción de viviendas dando paso a la constitución de varios barrios en los cuales cedió los lotes para la construcción de capillas, iglesias y centros de atención en salud por lo cual mereció el reconocimiento ciudadano, en particular la condecoración “Paul Harris” entregada por el Club Rotario  de Cúcuta, distinción que sólo se le entrega a quienes pertenecen a esa institución pero que por sus reconocidos  logros y bondades desinteresadas le fuera otorgada.
Falleció en la ciudad de Cúcuta, el 13 de septiembre de 1976.

Redacción
Gerardo Raynaud D.
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