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¿Más impuestos?
 Durante unos años la familia puede endeudarse para pagar las cuentas.
Domingo, 6 de Noviembre de 2016

Los colombianos pagaríamos más impuestos si viéramos los dineros invertidos en mejores carreteras, mejores escuelas, mejores hospitales y en general en mejor calidad de vida. La verdad en el mejor momento de la economía entre el 2010 y el 2015 y con bonanza petrolera solo hemos visto como los políticos se han lucrado de la mal llamada mermelada, que es corrupción rampante, como la deuda crece y como se hipoteca a las futuras generaciones. 

En septiembre del 2002 cuando la crisis fiscal y económica de Colombia tuvo al país al borde de una cesación de pagos de deuda, el gobierno tomó la decisión de reducir el gasto público en funcionamiento en un 20 %. De manera implacable se le pidió a todas las entidades el plan de reajuste que se cumplió, pues desde Presidencia se vigilaba cada gasto. Si eso se hiciera hoy, y es posible, se reduciría el déficit en 6,6 billones de pesos. Claro, los políticos brincarían pues gran parte de esa nómina inflada está en sus recomendados. Pero si se hizo un vez, se puede volver a hacer. 

Los entes de control, o las ‘ías’ como las llaman, han crecido descomunalmente en los últimos seis años según Luis Guillermo Vélez Álvarez, profesor de Eafit. Procuraduría y Contraloría en un 33 y 40 por ciento. Y la Fiscalía en un 111%. Pasaron de 1,2 billones en el 2010 a 3 billones en el 2016. Un 30 por ciento de recorte deja otro billón de pesos de ahorro. 

La proliferación de entidades ha disparado el gasto público. Este mismo profesor en un artículo de Panampost https://es.panampost.com/ elimina 17 entidades que poco le dejan al país como la Auditoria, la Contaduría y logra otra reducción de 1 billón de pesos. 

En fin estos ejemplos muestran la urgente necesidad de hacer una cirugía de fondo a la maraña institucional que hoy devora presupuesto sin mayores resultados en la calidad de vida de los ciudadanos. Una reforma tributaria que puede conseguir 10 billones, si mucho, no resuelve el problema de un déficit que esta por encima de lo 40 billones de pesos anuales. 

Es como si en un hogar que gana 1 millón mensual y se gasta 1 millón 400 mil, un aumento de ingresos de 100 mil pesos mensuales resolviera el problema. Durante unos años la familia puede endeudarse para pagar las cuentas. Pero llega un momento en que nadie le presta plata pues ya no hay con que pagar. No, si no se recorta el gasto, que es lo que hacen todos los hogares responsables, acaba la familia reventándose. 

Lo que el gobierno ha hecho es aumentar la deuda hasta que esta sea impagable. La reforma tributaria le ayuda un poco al gobierno en el año 2017 pero en el 2018 quedamos en las mismas y le deja el problema al gobierno entrante, como sucedió en el 2002 cuando Juan Manuel Santos era ministro de Hacienda. 

En agosto de ese año, dijo el ministro de ese entonces Roberto Junguito, no había recursos para pagar los sueldos de los militares en noviembre ni tampoco había con que pagar un crédito de 3 billones de dólares. De esa salimos con medidas duras de austeridad y con crecimiento económico que es la única forma de solventar una crisis fiscal. 

Por eso lo mejor es no aprobar la reforma tributaria. Para que no aplacemos el problema de gasto público excesivo que se ha venido dando en los últimos seis años. Ahora que se habla de un acuerdo nacional para la paz que poco a poco se va abriendo camino es hora de explorar algo similar en la misma dimensión pero para las finanzas públicas. 

Qué mejor que todos los partidos miren el exceso de gasto y propongan unos recortes que no disminuyan el gasto social y en seguridad pero si eliminen el exceso burocrático que hoy tiene el estado. Que hagan una reforma pensional seria y de paso planteen una reforma estructural que acabe con la evasión, le meta duro el diente a la corrupción, acabe con las exenciones que benefician a unos pocos y sobre todo fomenten a un sector privado que hoy se ahoga en impuestos. 

¿Es pensar con el deseo? Si, pero la realidad es que si no hacemos esas reformas ya finalmente nos las imponen a la brava cuando la situación fiscal se reviente.

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