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Burocracia para morir
Sábado, 25 de Abril de 2015

La eutanasia proviene del griego euthanasía, que significa buena muerte, y es la acción u omisión que permite la muerte de un paciente terminal.

Las autoridades colombianas definen un enfermo terminal como aquel que es portador de una enfermedad o condición patológica grave, diagnosticada por un médico experto, que demuestra un carácter progresivo e irreversible.

El pasado lunes 20 de abril, el Ministerio de Salud emitió la resolución 1216 de 2015, mediante la cual se formula una serie de directrices capaces de hacer efectivo el derecho a morir con dignidad, o la eutanasia.

Este documento se escribe luego de que la Corte Constitucional diera el sí a la eutanasia, luego de una serie de debates y polémicas intervenciones. Pese a todos los malos pronósticos y los insultos del Procurador Alejandro Ordóñez a los médicos que realizan esta importante práctica de la medicina moderna, la eutanasia en Colombia es legal hoy.

Sin embargo, en la 1216 de MinSalud se dejó claro que para practicar una eutanasia, se requiere de un comité interdisciplinario compuesto por:

Un médico especialista en la patología del paciente que solicita morir con dignidad (diferente al tratante), un abogado y un psiquiatra que declare la capacidad mental del enfermo para tomar esta decisión.

Frente esto me pregunto: ¿La eutanasia se debe reglamentar, o es un asunto de los que ‘se lava en casa’? Si bien entiendo que hay personas que mentalmente no son capaces de decidir sobre su propia vida, y por ende necesitan la opinión de un siquiatra o sicólogo en asuntos como su propia muerte, no logro comprender por qué una persona (joven o anciana) no puede ponerle fin a su sufrimiento de manera íntima, con sus familiares y seres queridos; en vez de inmiscuir a todo el país en el tema.

Cómo y cuándo morir son asuntos privados que el Ministerio de Salud quiere volver públicos, y por ahí empiezan los totalitarismos. Cuando lo político regula lo privado y lo público se van perdiendo las libertades fundamentales y se da paso a regímenes no muy agradables.

Según un médico experto en los procedimientos de la eutanasia, por más o menos dos millones de pesos usted puede darle dignidad a quien la enfermedad se la ha quitado toda, otorgándole un último deseo: El de morir y descansar en paz. ¿No le parece que vale la pena? Además, la eutanasia de hoy en día no se practica con morfina y otro tipo de medicamentos agresivos para el paciente. Hoy por hoy, con una buena dosis de anestesia y un despolarizante cardiaco, su familiar o usted mismo puede dormir y posteriormente morir sin ningún esfuerzo. No hay gritos, no hay dolor, no hay quejas ni sufrimiento. Cuando la medicina no puede hacer nada más, ¿por qué forzar a la persona a vivir hasta que de ella no quede la más mínima esencia? ¿Hasta que cambie completamente su aspecto y su ánimo de modo que ni se le pueda reconocer?

Definitivamente, siempre heredamos lo malo de Occidente. No fuimos capaces de mantener la concepción de la antigua Grecia en la que una mala vida no valía la pena vivirse, o en otras palabras, una vida llena de sufrimientos y dolores permanentes. Por el contrario, nos quedamos con la percepción originada durante la Edad Media, la cual, por su alto contenido religioso (cristiano), consideraba la eutanasia como pecado; argumentando que una persona no puede disponer sobre la vida y sólo dios puede hacerlo.

Otras religiones, tan cuestionadas en aspectos como el rol de la mujer y la libertad personal, tienen opiniones más solidarias sobre la eutanasia. Según Nadeem Elyas, quien fue presidente del Consejo Islámico en Alemania, sostiene que el Islam permite en ciertos casos, que se cese con las medidas que prolongan la vida artificialmente, ya que cuando la vida llega a su fin, hay que entrar con satisfacción a la muerte. Desde el Judaísmo, un paciente en el cual el proceso de la muerte ha comenzado -mediante una enfermedad irreversible y degenerativa- no debe prolongarse la vida del enfermo.

Finalmente me pregunto ¿por qué uno no puede tener el derecho a morirse cuando le plazca? ¿Quién terminaría siendo el dueño de la vida según la jerarquía de decisión del comité del Ministerio de Salud? Ha de ser muy triste que hasta para morirse haya que presentar solicitudes, recibir rechazos y aducir argumentos ante una entidad del Estado.

 

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