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‘Anna’: el viaje hacia lo profundo de la locura
El colombiano Jacques Toulemonde presentó su primer largometraje como guionista y director.
Jueves, 31 de Marzo de 2016

Durante el último año Jacques Toulemonde no ha parado de hablar de ‘El abrazo de la serpiente’, película en la que fue guionista. Pero este colombiano de ascendencia francesa ha venido trabajando en un proyecto propio, que se ha ido gestando a fuego lento durante los últimos diez años y que  se estrenó este jueves en Colombia.

Se trata de ‘Anna’, la producción colombo-francesa, protagonizada por Juanita Acosta, quien interpreta a una mujer que tiene problemas mentales y que por temor a perder a su hijo, escapa de París e inicia un recorrido por tierra desde Bogotá hasta el Caribe colombiano.

Luego de trabajar muy de la mano de Ciro Guerra, por casi diez años, además de otros trabajos con realizadores como Rubén Mendoza y Andi Baiz, presenta este primer largometraje como guionista y director.

¿Hace cuánto rondaba por su cabeza ‘Anna’?

Hace cerca de diez años. Sin duda el momento clave, cuando entendí lo que quería hacer y lo que tenía que hacer, fue en la final del Mundial de Fútbol 2006, cuando Zidane le dio un cabezazo a Marco Materazzi. Ahí me di cuenta de que nosotros somos nuestros peores enemigos, aunque la relación parezca no ser muy clara.

Me impresionó cómo un hombre que se había caracterizado por ser un caballero en las canchas, al final de su carrera se dispara en los pies solito, que es lo que hace mi personaje ‘Anna’ en la película.

¿Por qué tan largo el proceso?

En realidad fueron seis años de escritura y reescritura, porque es una película con elementos tan autobiográficos y eso la hace difícil de escribir, terminarla, donde los bloqueos inconscientes son constantes y sientes que no atacas los problemas de manera frontal, pero cuando lo haces, es doloroso, pero es beneficioso para la historia.

¿Y el rodaje?

El rodaje fue la parte divertida de la película, además de la edición, donde ‘Anna’ tiene un peso muy grande durante toda el filme y está en el 95 por ciento de los planos, por lo que Juana Acosta me acompañó en todo ese proceso, viéndola y viéndola todo el tiempo.

¿Qué tan difícil salir de viaje por Colombia para rodarla?

Como digo, fue lo más divertido y eso te lo hace fácil. Además, yo llevaba soñando con esta película durante mucho tiempo, y lo que quería era pasarla bueno y que el equipo se convirtiera en una familia. Casi como invitar a los amigos de paseo y que en ese paseo rodáramos una película.

¿Y lo complejo?

Era muy complejo a nivel actoral, en especial para Juana y trabajar con un niño, pero no tuvimos ningún problema, en comparación a otros rodajes.

¿Cómo fue trabajar con niños?

Mucho depende del casting, donde creo que acertamos, porque él tenía una disposición absoluta, en especial conmigo. Tuvimos momentos en que necesitábamos emociones muy fuertes y para conseguirlas, con la venia de sus padres. Yo tenía que ser un poco brusco, en una toma intensa de varios minutos, y al terminarla, me fui a disculpar y él muy profesional me dijo: ‘tranquilo yo estoy aquí para eso’. Luego viene el tema del agotamiento y que no puedes poner a trabajar a un niño como a un adulto, y debimos adaptarnos a sus horarios. A Juana le tocó la difícil tarea de grabar muchos de sus planos sin él.

¿No todo estaba escrito en el guión?

Traté de darle al guión espacios para la improvisación y la búsqueda misma con los actores. Siempre hay que tener alternativas para la edición. Además, con un niño, no quería darle un texto aprendido, él hacía lo que quería bajo una orientación previa mía.Incluso hay un plano en la película en que él se para y se va, para luego volver, sin razón alguna. Cuando terminamos la toma le pregunté por qué lo hizo y me dijo que él sentía que lo debía hacer.

Luego de tantos años con la película en la cabeza, ¿Cómo fue el fin del rodaje?

Esa sensación de estar en la adrenalina pura del rodaje de la película de tu vida, junto con tus amigos y de un momento a otro se acabó, como cuando una flor se marchita. Esa fue la sensación.

¿Y la expectativa?

La terminamos hace algunos meses y ahora la expectativa es lo que puede pasar con el público, que es el que decide si le gustó o no, pero vamos por muy buen camino.

Bogotá | Colprensa

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