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Pamplona
Se cae el museo Anzoátegui en Pamplona
La junta directiva ya completa siete años sin reunirse.
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La opinión
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Jueves, 25 de Mayo de 2017

En 1990, los presidentes de Colombia, Virgilio Barco Vargas, y de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, dieron al servicio de la comunidad de Pamplona la restauración de la Casa Anzoátegui. Desde entonces se pensó que iba a ser una entidad estable y que se mantendría en impecables condiciones.

La participación de Venezuela se dio porque en este inmueble colonial, el 15 de noviembre de 1819, falleció el general de división del Ejército Patriota, José Antonio Anzoátegui, héroe de la Campaña Libertadora de la Nueva Granada.

La casona está bajo la responsabilidad de la Fundación José Antonio Anzoátegui, conformada por la Alcaldía de Pamplona, el cónsul de Venezuela en Cúcuta, el presidente de la Asociación Amigos de Pamplona, la Universidad de Pamplona, un representante de la Sociedad de Arquitectos de Norte de Santander y el gobernador.

Por líos políticos y falta de voluntad de algunas de las partes, la junta directiva no se ha reunido desde hace más de siete años. Este organismo es el que tiene la responsabilidad de velar por la conservación del emblemático museo.

Estado lamentable

Han pasado 27 años desde que se inauguró la restauración del museo y no se le ha hecho mantenimiento al inmueble. El Anzoátegui en los últimos años empezó a presentar daños por la falta de intervención en paredes, techos, pisos y en la estructura que no se sostiene.

La situación, según el director, Jairo Jaimes Camargo, se aceleró cuando construyeron una edificación en uno de los costados del museo. Por el hecho, se cayó un muro lateral y el mural del primer piso se quebró. 

El inmueble presenta paredes agrietadas, pañetes quebrados y zonas con alto grado de humedad. Los techos están afectados y se caen a pedazos. Igual ocurre con los pisos del primero y segundo nivel, los cuales están desgastados y con hundimientos.

Jaimes, quien tiene 13 años en el museo, dijo que cuando asumió lo encontró en crisis económica y al borde del cierre. Por servicio de acueducto debía 14 millones de pesos, que se han pagado poco a poco. Por falta de pago, la línea telefónica se perdió y la deuda de electricidad logró ponerla al día.

Lo curioso es que por sus servicios no recibe pago: lo tomó como un voluntariado por el bien cultural. Para cubrir parte de las necesidades del museo, aporta parte del salario que gana como docente en la Universidad de Pamplona.

En sus salas, el Anzoátegui guarda elementos y armas de las épocas de la Colonia y la Independencia, como fusiles, espadas, sables y bastones.

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