Hernán Zajar se trasladó hasta San Basilio de Palenque, corregimiento del municipio de Mahates, en el departamento de Bolívar. Allí, donde se conserva la tradición africana, se inspiró para su nueva colección primavera-verano 2017-2018.
El diseñador momposino trajo a sus creaciones contrastes fuertes de colores que serán exhibidas en la próxima edición de Ixel Moda y adelanta un poco su propuesta para ese congreso bienal de moda.
La sesión de fotos de los vestidos inspirados en las palenqueras se llevó a cabo en la Calle del Arsenal de Getsemaní. Allí recordó que la palenquera Amalia le vendía piña cuando era un niño, apenas tenía ocho años.
En ese proceso creativo el diseñador quiso trasladarse a Palenque, la tierra de Kid Pambelé, para reafirmar la fascinante cultura de las mujeres, “hermosas y sonrientes”. El resultado de todo ese proceso: una colección de más de 70 piezas, entre pantalones, tops, vestidos, turbantes...
Los colores que predominan son los de las frutas como el melón y la piña, junto al dorado e infaltable negro. Cada prenda está estampada digitalmente y ha sido doblemente bordada para dar un efecto tercera dimensión.
Los estampados: flores como amapolas, tulipanes, ixias... y también llevan impresas algunas obras de las artistas plásticas Martha Sánchez y Verónica Muñoz.En ‘Palenqueras’,como ha denominado su colección, la moda desfila de la mano de lo social: los accesorios son carteras en forma de frutas, confeccionados por reclusas de la cárcel de San Diego; y las telas han sido bordadas por madres cabeza de hogar. “La colección es un viaje, una aventura sobre estas mujeres de energía chévere”. Dice, además, que es un homenaje a las palenqueras, a su fuerza. Y a su inolvidable color.
Zajar impuso el tejido momposino en las pasarelas internacionales. Siempre tiene presente su tierra y la que le inyectó esa sensibilidad para escoger y diseñar su ropa.
Su mamá y sus tías que siempre vestían actualizadas y ‘pinchadas’ influyeron en la escogencia de su carrera. También influyeron los años 60, 70, 80 y 90.
El diseñador ha vivido en Bogotá y en Cartagena, pero sus vacaciones las pasa en Mompox.
