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Simple relleno

En Colombia, y en especial en Norte de Santander, somos más despreciativos: consideramos que ni siquiera el inglés es importante para el mundo laboral.

La experiencia dice que si hay una región donde los idiomas extranjeros son considerados en las escuelas de todos los niveles como simples rellenos, esa región es Norte de Santander.

Y las consecuencias de considerar el inglés o el francés, por ejemplo, materias de segunda y hasta de tercera categoría, tanto por estudiantes, como por maestros y aún directivos de la educación, ya comienzan a vivirse, al menos en Cúcuta.

Un prestigioso hotel, de una cadena internacional, se está quejando de que no encuentra en Cúcuta el personal idóneo que busca para sus puestos de trabajo, porque quienes se postulan desconocen absolutamente el inglés. Con mayor razón, otros idiomas.

De 60 empleados que logró reclutar el hotel, solo 6 conocen el inglés, idioma que, más allá del chauvinismo que a veces caracteriza a ciertos pueblos, incluidos nosotros, es una herramienta fundamental en el competido mundo de hoy, en el que también el español y el mandarín ya se hicieron imprescindibles.

Hoy, el mundo laboral busca donde estén a las personas que además de ser bilingües conozcan con suficiencia el manejo de los computadores como otra de las herramientas que abren cualquier puerta.

Todos los países europeos tienen como obligatoria la enseñanza de lenguas extranjeras desde los primeros días de escuela. Y, en ese sentido, le llevan ventaja a países como Estados Unidos, donde solo hace poco se hizo forzoso estudiar una lengua extranjera, porque aún prevalecía el errado criterio de que el inglés es el único idioma que lleva al éxito.

En Colombia, y en especial en Norte de Santander, somos más despreciativos: consideramos que ni siquiera el inglés es importante para el mundo laboral, que el español es suficiente para ser exitoso.

Y la razón tiene que ver con el desprecio olímpico que los idiomas reciben en el sistema educativo, desde el jardín escolar hasta la universidad, pasando por todos los niveles y especialidades de la educación media. Y en ello tiene mucho que ver el gobierno, que no ha sabido generar el interés necesario por estudiar idiomas ni las exigencias académicas pertinentes para ser tomado en serio. Para el gobierno los idiomas también parecen ser un relleno.

Ahora fue un hotel; mañana, cualquier empresa, la que deba improvisar o, en casos extremos, acudir a otras regiones para llenar sus puestos de trabajo con los empleados bilingües que necesite.

Y, en el caso de Norte de Santander, la necesidad del bilingüismo no es una simple entelequia, es una realidad tangible e imperiosa, y con mayor razón si vamos a convertirnos en una región que vivirá del turismo como principal actividad de la economía, como parecen indicarlo algunos discursos.

¿Qué sería una zona turística sin hoteles o restaurantes o transporte para el visitante? Nada, una burla. Pues en el mismo sentido se puede hablar si no nos preparamos para hablar con los turistas en su idioma, cualquiera que sea. Hay un factor de ventaja: que de ordinario todos los viajeros hablan inglés. Y en inglés ellos esperan que se les hable.

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Jueves, 16 de Marzo de 2017
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