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Jugando con gasolina

Tienen que ser muy contundentes las pruebas que tiene Corponor.

Es un asunto que puede ocasionar consecuencias impredecibles para Norte de Santander: el solo anuncio de que Corponor suspendió de manera preventiva la operación de la planta que Terpel tiene en Villa del Rosario generó un nerviosismo lógico y absolutamente injustificado, y suspicacias quizás también sin fundamento, pero obvias en situaciones como esta.

Tienen que ser muy contundentes las pruebas que tiene Corponor para poner en entredicho el abastecimiento de gasolina de todo el departamento, pues Terpel es el responsable de abastecer, en asocio con Coomulpinort (agremiación local de pimpineros), a 189 gasolineras en todo el departamento, o sea, la gran mayoría.

Terpel, cuya seriedad es reconocida en todo el continente, por los negocios que tiene en varios países, considera que la investigación que dio origen a la medida de Corponor no tuvo en cuenta la realidad, sino que se basó en unas apreciaciones no del todo objetivas.

El hecho concreto es que el mero anuncio de la suspensión preventiva de las operaciones de Terpel generó inquietud en todos los sectores económicos de Cúcuta, por la posibilidad de un desabastecimiento de combustibles, que en las actuales y apuradas circunstancias, sería catastrófico.

Nadie duda de la autoridad de Corponor para adoptar las medidas que para defender el medioambiente tenga que tomar ni de la necesidad de sancionar a quien atente contra él. Pero la medida que adoptó el organismo regional parece más contra Terpel que en favor de la naturaleza.

Atentados contra el medioambiente regional hay cada día, por ejemplo, los que se cometen contra lo que, más por fuerza de la costumbre que por apego a la verdad, seguimos llamando el río Pamplonita, llaga abierta en el corazón de Cúcuta, una vergüenza pública por la que la autoridad ambiental no ha hecho ni hace lo suficiente para evitar que muera de sed y de desidia.

Hace pocos días este diario mostró en fotografías la realidad del Pamplonita en 2011 y en 2016 y, lo creemos, muchas personas debieron sentirse avergonzadas por el monstruoso deterioro de la corriente en solo cinco años.

Es probable que, ocupados en menesteres menos prosaicos que la defensa de una simple corriente putrefacta de agua que un día fue un gran río, pero quizás más impactantes en lo económico, algunos funcionarios de Corponor no tuvieran la oportunidad de ver las fotos del drama ambiental más terrorífico de Cúcuta.

Por la misma razón, tal vez no se han enterado de que Norte de Santander es el tercer departamento colombiano en superficie de bosques destruidos —en el Catatumbo, por si algún día se interesan— ni tuvieron tiempo para llevar a Nico a su hábitat natural, y por eso, el pobre puma muere de tedio en una jaula donde lo metió la autoridad ambiental, preocupada ya por el asunto de la distribución de gasolina en un departamento que necesita de ella como el pez del agua.

No se pretende, ni más faltaba, ni siquiera sugerir que haya un cambio de prioridades en lo que hace Corponor. Doctores tiene la santa madre iglesia, dice la excusa manida de los profanos que no quieren entrometerse en asuntos que no les son conocidos… Pero que en Norte de Santander tal vez estén jugando con gasolina junto al fuego, parece que es verdad…

Domingo, 26 de Marzo de 2017
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