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El oro de las Farc

Según algunos informes oficiales, de más de 1.120 bienes identificados, han recuperado 517 bienes que suman 70.000 millones de pesos.

Al fin, ¿alguien sabe de manera cierta cuánto valen los bienes de las Farc y donde están, escondidos o no? ¿Qué, de todo lo que se ha hablado sobre la fortuna de la guerrilla que ahora se reinserta a la sociedad, es verdad, no especulación?

Estos días, nada más, la Justicia extinguió el dominio legal sobre unas 277 mil hectáreas de terrenos apropiados ilegalmente por las Farc en Guainía, Bolívar, Arauca y Meta. Según los cálculos oficiales, esas tierras valen por lo menos 282 mil millones de pesos.

Según algunos informes oficiales, de más de 1.120 bienes identificados, han recuperado 517 bienes que suman 70.000 millones de pesos. Esto además de 60 predios que suman 300.000 hectáreas de baldíos, los cuales ya fueron entregados al Incoder, que sumados daban cerca de 600.000 millones de pesos, terrenos que estaban ocupados por 40.000 cabezas de ganado.

Son enormes, estas cifras. Pero al menos parecen revestir alguna certeza, en un asunto al que siempre se han hecho múltiples referencias, cada cual más dispar y dudosa que la anterior, y que han dejado todo en el reino oscuro de la conjetura.

Las palabras del fiscal General, Néstor Humberto Martínez, según las cuales los terrenos equivalen a dos veces Medellín, no permiten establecer una dimensión real de la riqueza de una organización que durante casi 60 años hizo del despojo, la extorsión, el narcotráfico, la minería ilegal y el robo su modo de financiación.

Varias veces se ha dicho que las Farc tienen inversiones importantes en la Bolsa de Nueva York, en negocios de ferretería, construcción, carnes y productos agropecuarios en Colombia, con los cuales pretendían otorgarles visos de legalidad a los capitales mal habidos, producto de sus numerosas actividades delictivas.

Aún se escuchan algunos ecos del macondiano encuentro entre el presidente de la Bolsa de Nueva York, Richard Grasso y el segundo de a bordo de las Farc en 1999, Raúl Reyes, en una remota aldea del Caguán, hasta donde fueron poderosos empresarios del mundo financiero mundial.

Grasso dijo que invitó a los miembros de las Farc para que visitaran la Bolsa de Nueva York y confirmaran cómo 200 millones de norteamericanos participan en empresas de todo tipo, a través de acciones.

Si las Farc aceptaron la sugerencia de invertir o no, jamás trascendió. Pero, si Grasso no los convenció, lo pudieron hacer otros visitantes para quienes negocios son negocios, por encima de otra consideración y, mejor, si son en grande, es decir, con inversionistas de chequeras abultadas, como las de las Farc…

Estos días se está hablando en los medios de inversiones inmobiliarias de las Farc o de alguno de sus comandantes en San José de Costa Rica, y de negocios en la cerrada, pragmática y cómplice Suiza, donde la pregunta que no se hace jamás es sobre el origen del dinero que se deposita en sus bancos.

Hipotéticamente, una organización como las Farc tiene que haber acumulado una fortuna inconmensurable en casi 60 años de delincuencia centrada en hacer dinero en cantidades suficientes para sostenerse, invertir y ahorrar.

Pero de algo se debe estar seguros: lo hallado hasta ahora como perteneciente a las Farc solo es una parte de lo que tienen. Y, quizás, una parque muy pequeña…

Viernes, 24 de Febrero de 2017
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