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Economía
Renovación de productores requiere el sector cafetero
Norte de Santander tiene 16.000 caficultores, cerca del 60% tienen entre 50 y 55 años.
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Jorge Andrés Ríos Tangua
Lunes, 27 de Marzo de 2017

El futuro de la producción de café depende en gran medida de la renovación de los cafetales, pero también, de quienes las siembran: los productores.

En Norte de Santander hay cerca de 16.000 personas dedicadas a esta actividad y de ellas, cerca del 60% tienen entre 50 y 55 años. Según estas cifras, entregadas por el Comité Departamental de Cafeteros, en promedio cerca de 9.500 productores ya pasaron el medio siglo de vida.

El 40% restante se divide entre adultos mayores y aquellos cuya edad no supera los 35 años. Aunque la cifra está dentro del promedio nacional, el índice no deja de preocupar al gremio.

Luz Marina Contreras, productora de café y una de las líderes del sector en el departamento, explicó que la dificultad del acceso a tierras, la falta de oferta educativa y la negativa de los adultos para que sus hijos también ganen de este negocio, son condiciones adversas para que los jóvenes continúen con la cultura de la siembra del grano más representativo del país.

“El problema con la educación es que no hay un sistema pertinente ni incluyente para el campo, entonces los jóvenes se van a las ciudades”, destacó la productora.

Ricardo Mendoza, gerente del Comité Departamental de Cafeteros, indicó que en el empalme generacional, concepto que se está utilizando en el gremio para enfrentar esta problemática, se trabaja en  el programa de escuela y café, que busca formar desde las escuelas a los niños en la cultura cafetera. Hasta ahora, son 1.000 jóvenes de siete instituciones educativas los que participan de esta iniciativa.

Sumándole el mejoramiento de la conectividad, Mendoza aseguró que los nuevos productores necesitan ver en el café una empresa rentable y ahí es importante que los adultos, dueños de los terrenos, les den la posibilidad de subsistir y crecer en este negocio.

Sin embargo, esto no es fácil, es una cultura que se debe cambiar, porque normalmente los productores no aceptan dejar en manos de sus sucesores los cultivos, dijo Contreras, para quien “las Fincas abandonadas y la falta de recolectores, son resultado de la falta de renovación”.

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