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¡Una posición conservadora!

Las Constituciones escritas de los Estados Modernos no tienen color.

Muchos contradictores reaccionan de manera primaria. No debiera ser así, pues en la democracia liberal, estos temas constitucionales son de debate cotidiano. Las Constituciones escritas de los Estados Modernos no tienen color  ideológico. Todo lo contrario, son cromáticamente como el blanco y el negro, o los contiene todos o los niega. De tal manera que de ellas no se puede decir simplemente que es fucsia o amarilla. Nada más incierto, por ejemplo que pintar la de 1863 de rojo y la  del 1886  de azul. Pero bueno, esos enfoques confirman es el manido talante bananero de nuestra política.  

La semana pasada difundí entre mis amigos y estudiantes de derecho y de Administración Pública  de la ESAP, tres importantes columnas del constitucionalista y exmagistrado José Gregorio Hernández, como reflexiones  para mirar el futuro colombiano, si persistimos en manosear la Carta Constitucional. No resulta admirable la capacidad depredadora del Poder Legislativo, que en 25 años ha logrado 41 reformas. Algunas, al decir de Jaime Castro, realizadas con el criterio que elevar cualquier normativa a rango constitucional “da caché”,  otras producidas en el ejercicio del abuso del poder de reforma del Congreso de la República y las más para satisfacer la megalomanía presidencial de turno. Juan Manuel Charry  advierte que si bien la Constitución no es un cuerpo “pétreo”, no es serio modificarla por cuanta coyuntura política vaya apareciendo.

Tiene toda la razón el exmagistrado José Gregorio Hernández en presumir en los magistrados de la Corte Constitucional, independencia de todo otro poder, cumplir con el juramento y el compromiso de velar por los valores y principios constitucionales, de la intangibilidad de la soberanía popular del Artículo 3° de la misma carta, pues sus fallos obligan a los particulares y a las autoridades. El trámite abreviado o “fast track” declarados exequible, con la abusiva aplicación del aforismo “Obiter Dictum”, relativo a normas no demandadas.    

Tampoco resultan serios y razonable los cambios bruscos de la jurisprudencia, que no guardan el mandato  del Artículo 374 de la Constitución relativo a los procedimientos de su reforma y  los siguientes que limitan el poder del Congreso.

No se puede descalificar a quienes opinamos sobre estos temas, simplemente con la despectiva expresión por las redes, que son opiniones de godos reaccionarios. Sobra agregar que José Gregorio Hernández ha sido militante del conservatismo y no por  ello dejó de ser un juez Constitucional de virtudes excelsas.

Adenda: Excelente la decisión del  Consejo Superior de La Universidad de Pamplona. Conocido con suficiencia el meritorio perfil académico del nuevo rector, el ingeniero Ivaldo Torres. Toda su formación y recorrido profesional y académico en esa casa, borran las injustas y discriminatorias referencias pasadas a nuestros hermanos “costeños”. Éxitos.

 

Miércoles, 4 de Enero de 2017
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