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Salve, mayo florido

El primer día de mayo es un día sagrado. Parece ser que es de creación netamente divina, cuando dijo Dios: Ahora, a descansar.

Con nadadito de perro llegó el quinto mes del año, lo que quiere decir que dentro de siete meses estaremos estrenando año. El tiempo vuela, decían los viejos de antes, y decimos, perdón, dicen los viejos de ahora. El tiempo es un suspiro, decía Lucía Esparza, mi abuela, y suspiraba largo y profundo.

Pero mayo no es un mes cualquiera. No es lánguido como enero, ni juguetón como agosto, ni fiestero como diciembre. Mayo tiene su propia personalidad. En mayo florecen todas las flores, según el decir de los poetas, se le rinde culto a la Virgen, se homenajea a las mamás y se les hace fiesta a maestros y trabajadores. ¡Pa’qué más!

Empecemos por el comienzo. El primer día de mayo es un día sagrado. Parece ser que es de creación netamente divina, cuando dijo Dios: Ahora, a descansar. Así, instituyó un día a la semana para la vagancia semanal, y un día del año para la vagancia anual, el 1 de mayo. 

Y es que crear el mundo en seis días, no debe ser algo mamey, por más Dios que sea el creador. Que Francisco me perdone la herejía que voy a decir, pero creo que por andar corriendo, a Dios le quedó mal hecho el mundo. Gente como Santos, Maduro, Timochenko y Trump son de arcilla de mala calidad. Se le olvidó al Creador que la arcilla cucuteña es la mejor del mundo, y ha debido venir a uno de nuestros chircales a hacer el muñeco y soplarlo.  Pero, en fin, después del ojo afuera no hay santa Lucía que valga. Hizo Dios, pues, lo que tenía que hacer y el séptimo día “descansó y bendijo”, cuenta la Biblia. Y ese día era un Primero de mayo.

Seguimos con este mes florido. Un dos de mayo nació mi mamá, Desideria Ardila, la mejor mamá del mundo. Durante noventa y cinco años le partieron y le partimos torta y le cantaron y le cantamos el feliz cumpleaños. Este año, por primera vez en su vida, la torta será celestial. A Dios le tocará hoy meterse la mano a la túnica blanca para comprarle la torta de tres leches, que tanto le gustaba a ella. 

El 13 de mayo la Virgen  María bajó de los cielos a Cova de Iría. Desde entonces, Fátima es un nombre que se metió con fe y ternura en el corazón de los católicos. Lucía, Francisco y Jacinta, tres pastorcitos, fueron testigos de los milagros que la celestial señora hizo en aquellas jornadas. En Las Mercedes de mi infancia, la imagen de la Virgen iba de casa en casa visitando a las familias durante este mes.  Había pólvora, música, salves y rosarios al por mayor. Lo que más me gustaba era la kola con pan que repartían en cada familia. 

De noche regresaba María a la iglesia, pues no le gustaba pernoctar por fuera de su casa, para evitar habladurías. 

Mayo lo aprovechan los maestros para celebrarse su día. Es bueno y saludable darles algún detalle a ellos, que enseñan, ponen tareas para que los papás las hagan, y rajan gente al final del año. Si no hubiera maestros, todos seríamos una manada de burritos. Como el presidente Maduro, cuyo maestro fue un chofer de camión.

Finalmente, Mayo es el mes de las mamás. El último domingo de mayo (entre nosotros) está dedicado a las mamás, que todo se lo merecen, desde una flor hasta una nevera. Se dice que es el día de las madres, pero en realidad es el día del comercio, uno de los tantos días del comercio.

De modo que mayo es un mes especial, como ya dije. Desde el primer día toca ir echándole monedas (o billetes) al marranito para los regalos del mes. Que así sea, para que lo topemos lleno.

Lunes, 1 de Mayo de 2017
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