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La interminable negligencia de las EPS

Por la línea de atención o call center, también tienen su grueso paquete de excusas

Día tras día, desde que abren sus puertas hasta que las cierran, en las oficinas de estas empresas creadas por el gobierno nacional mediante la Ley 100 de 1993, se profieren todo tipo de excusas y pretextos a sus afiliados para negarles, dilatarles o postergarles el servicio. 

He aquí algunos ejemplos, muy reales, de lo que se escucha en dichas oficinas. Con referencia al examen solicitado por el médico tratante, “este examen no está cubierto por el POS o Plan Obligatorio de Salud”. Al que necesita una cirugía, “su solicitud quedará en auditoría, venga dentro de diez días hábiles por la respuesta”. Al que requiere cita con especialista, “señor, la cita con el urólogo le fue aprobada, pero para Bucaramanga ¿le sirve?”, la persona no sabe que responder; no puede decir que no, porque si la necesita, y tampoco puede responder que sí, porque tras hacer cuentas mentalmente de cuánto tendría que gastar en pasajes y viáticos, se percata que con la plata que dispone no le alcanza ni para llegar a Pamplona. Con respecto a eso de que remitan a muchos usuarios a otras ciudades, hay que decir que no siempre se debe a que en Cúcuta no se presten ésos servicios, sino a porque están en mora, de muchos meses y mucho dinero, con los prestadores emplazados en la ciudad. 

Por la línea de atención o call center, también tienen su grueso paquete de excusas, “no hay agenda disponible para este mes, llame en los primeros días del próximo”; la persona lo hace, llama en los primeros días del siguiente mes, y, lo risible e insultante, vuelven y le salen con la misma estúpida respuesta. Cuando por fin consigue “agenda disponible”, la cita se la dan para dos o tres días después; con referencia a esto debo decir que en vez de reducir los tiempos de atención, desfachatadamente, Coomeva, hace poco el tiempo de vencimiento de las ordenes de servicio lo amplió de noventa días a ciento veinte, en otras palabras, pueden pasar más de cuatro meses desde el momento que generan la orden de servicio hasta el momento de la atención médica. 

Y, no podían faltar las excusas y pretextos de las droguerías que trabajan con las EPS, de las cuales uno de los que más se repite es “esté pasando, en cualquier momento llega el medicamento que necesita”, ese “esté pasando” puede volverse repetitivo hasta la saciedad. 

Una atención médica oportuna, a tiempo, puede marcar la diferencia entre que una enfermedad sea tratable o no, en otras palabras, entre que una persona viva o muera, y el mejor ejemplo de esto es el cáncer, que en sus primeras etapas es en buen porcentaje curable, pero, pasado cierto punto, ya no se puede hacer nada por el que lo padece, escasamente suministrarle paliativos para aliviar el insoportable dolor. Ahora bien, esta desbordante negligencia de las EPS combinada con la no espera que dan las enfermedades, muy frecuentemente tiene como consecuencia que la persona fallezca antes de haber recibido el servicio médico que solicitaba y que podía haberle salvado la vida. 

Para completar la tragedia de los que nos servimos de las EPS, el gobierno nacional cree que con cambiarles el nombre automáticamente mejora el servicio, la atención, se reducen los tiempos de espera para exámenes o con especialistas, mejor dicho se arregla todo. Para mejorar el servicio de las EPS hay que hacer algo más que cambiarles el nombre.

Martes, 5 de Enero de 2016
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