En la poesía de Cicerón hay un clima, digamos, un temperamento.
Y medio siglo después, Cicerón Flórez publica su primer libro de poemas El gran amor. Un libro de 46 poemas editado por la Universidad Externado de Colombia en su colección Libro por centavo. Son poemas en los que Cicerón (que además es periodista, y tal vez por serlo) no comunica al lector ningún mensaje. La poesía no es para eso: ahí está el periodismo que cumple esa función. La poesía, en cambio, transmite emociones. Estados de ánimo. En la poesía de Cicerón hay un clima, digamos, un temperamento, que le da a sus versos su impronta imborrable: el amor como una inmensidad.
¿Qué diferencia este libro de poemas de otros publicados en Colombia en los últimos 20 años? El lenguaje. Cicerón es de la vieja escuela cuando la poesía era una forma superior del diálogo. Lo que uno ve ahora, en cambio, es lo que llaman “poesía conversacional”. Una forma poética que en muchas ocasiones (y esto, claro está, es culpa del poeta) descuida la música y la plasticidad de las imágenes, y eso lleva a una confusión entre el lenguaje corriente y el lenguaje poético, y el lector se enfrenta a largas parrafadas en las que la única diferencia entre el poema y el artículo periodístico es la disposición tipográfica. Esto no sucede en la poesía de Cicerón: aquí el lenguaje es contenido. Pulido con laboriosidad. A pesar de que las lecturas de Cicerón se notan en sus versos, ha sabido asimilar a sus maestros para su provecho personal: Neruda, Vallejo, Whitman, San Juan de la Cruz y Salomón.
El Gran amor es otro Cantar de los cantares. Hay versos que recuerdan el famoso capítulo octavo del Cantar de la Biblia. Pero es que todo texto es eco de otro texto (texto significa tejido), y toda la literatura, desde Homero hasta hoy, no es otra cosa que el gran tejido del lenguaje.
El que tenga el libro de Cicerón en sus manos lo invito a este ejercicio que prueba una vez más que, El gran amor, es una fiesta del lenguaje. Voy a copiar a continuación algunos títulos del índice (sólo los títulos) y verán que surge otro poema:
No puedes faltarme
Como una rosa viva
El amor en los labios.
Ven conmigo
Señal del sueño
Presencia natural
Perdurable.
Consagro este día al amor
El amor en los besos
El gran amor
El esquivo silencio.
Este libro de Cicerón enriquece los hechos de la vida cotidiana. El amor como una inmensidad, dije al comienzo. Pero una inmensidad que ilumina, no sólo a la poesía colombiana, sino a un mundo que existe más allá del lenguaje.
