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Bajar impuestos para atraer inversión no es suficiente
Bajar los impuestos en Cúcuta no es suficiente para atraer inversionistas y superar la crisis.
Viernes, 15 de Enero de 2016

Me llama poderosamente la atención, que en momentos difíciles uno de los instrumentos para paliar o “solucionar” los problemas económicos de una ciudad o región es hacer uso de los impuestos: disminución o exención.

Son tomados como atractivos para la inversión privada, y por ende como solución efectiva a la crisis. Lo anterior puede ser relativamente equivocado ya que no sólo por pagar menos impuestos – o  no pagar- los inversionistas deciden poner sus recursos en un lugar.

Las dinámicas económicas e industriales responden más a tejidos empresariales fuertes, espacialmente concentrados, con economías “externas” y a escala que posibiliten la llegada de empresas dada las ventajas competitivas desarrolladas.

El trabajo de  Daniel Toro (2005) citado por Jaime Bonet afirma  que “la  distribución espacial de la industria en Colombia sigue un comportamiento inercial que  genera diferencias estructurales entre áreas  metropolitanas y favorece los efectos de  economías de aglomeración”.

Los resultados de Toro muestran que la localización industrial en el país no responde a los  incentivos tributarios que establecen las  ciudades (http://www.banrep.gov.co/docum/Lectura_finanzas/pdf/DTSER-101.pdf), esto significa que los impuestos no son una variable que explique la localización industrial, las empresas necesitan no solo ciudades con bajos impuestos, sino también una infraestructura en servicios públicos moderna, con amplia cobertura y calidad; una infraestructura vial que reduzca los costos de transporte y logísticos; al igual que servicios públicos con precios moderados; como también un capital humano productivo y pertinente, con ciertas capacidades blandas y duras.

Lo anterior es necesario para empresas que desarrollan bienes o servicios de mayor complejidad, como lo menciona el economista Eduardo Lora en la revista dinero: “las empresas pueden operar con éxito en las grandes ciudades, y no precisamente porque la mano de obra o la tierra sean más baratas, o porque los impuestos sean más bajos o las regulaciones más sencillas.

Pueden operar a pesar de los mayores costos y regulaciones esencialmente porque allí encuentran el personal que necesitan profesionales y técnicos en todas las áreas y toda una infraestructura como condición necesaria para invertir, producir y competir”.

Lo anterior lleva a reflexionar, que no es suficiente disminuir impuestos, que es imperativo mejorar ciertas condiciones, (infraestructura en el sentido más amplio), regular los costos de los servicios públicos, pero sobre todo invertir en capital humano, lo cual exige una política pública de educación que articule la política nacional, las necesidades locales, el plan de ciencia y tecnología, la oferta académica tanto en carreras profesionales, como técnicas, y todo un esfuerzo y sinergia entre distintos sectores de la sociedad. En la ciudad se han creado escenarios importantes como el CUEE, el comité Universidad, Empresa y Estado, pero que aún no arrojan resultados visibles; también a nivel departamental la comisión regional de competitividad es un buen espacio que necesita más apoyo. Y sobre todo es importante un dialogo abierto entre todos los actores que se pase del protocolo bien intencionado a las acciones concretas, a la incidencia en la agenda pública. Salir de la crisis bajando impuestos (predial o industria y comercio) es desgastar energía e ilusionarse con ensoñaciones fútiles y ruidosas; y perder el foco de atención sobre lo importante, y esto incluye planear a largo plazo.

 

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