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Amores otoñales
La novela del defensor del Pueblo y su secretaria. Publicitado romance con fotos, cartas y mensajes de amor.
Sábado, 6 de Febrero de 2016

No faltará quien diga que es envidia. Y sí lo es. A estas alturas de la vida, cuando me encuentro solo, a una década del viaje sin retorno de mi compañera de toda la vida, envidio el más noble sentimiento del hombre, el amor.

Que sigue manifestándose y causando problemas a quienes lo sienten, especialmente los viejos como yo. Ejemplos se ven todos los días y últimamente ha metido en dificultades  a dos altos funcionarios, que cayeron en las redes de Cupido.

Primero el fiscal, un criticado penalista que ha cometido el pecado de otorgar cuantioso contrato a una periodista muy agraciada, quien aparece como ‘’politóloga’’ experta en resolución de conflictos y fue favorecida con asesoría profesional por valor de miles de  millones de pesos para adelantar estudio sobre el conflicto bélico con la guerrilla del Eln.

Un tema que según expertos hubiera podido ser realizado por profesionales del organismo contratista, sin necesidad de acudir a expertos foráneos, sobre todo en momentos en que el gobierno central hace llamamientos para utilizar la austeridad ante la escasez de recursos que ha originado la difícil situación monetaria del país a causa del aumento del dólar y la baja en los precios del petróleo.

Hasta chistes flojos se han hecho sobre el vínculo del veterano fiscal con la dama, quien inclusive recibió, sin merecerla, condecoración reservada a funcionarios destacados de la Fiscalía. Tremendo escándalo mediático y la consiguiente envidia.

Luego vino el segundo capítulo. La novela del defensor del Pueblo y su secretaria. Publicitado  romance con fotos, cartas y mensajes de amor. La dama, ofendida no se sabe por qué razón, denunció a su antiguo jefe por acoso laboral y sexual.

Le armó tremendo problema, que trascendió a los medios de comunicación y al Congreso donde se solicitó la dimisión del funcionario, que no ha debido enredarse con una subalterna.

El escándalo puso a tambalear al alto funcionario, que cayó también en las redes de Cupido, culpable de romper corazones de muchos viejitos, entre ellos dos directores de medios de comunicación, atravesados por las flechas del inquieto Niño, que prefiere como víctimas a los ancianos solitarios que caen fácilmente en las redes de la tentación.

La película concluyó con la renuncia del funcionario enamorado, quien cometió el inmenso error de enredarse con una subalterna, a quien llevó a pasear y le entregó, me imagino yo, muchos obsequios, ofrendas, flores, invitaciones y todo tipo de regalos destinados a alojar la obvia resistencia femenina a los avances de los atrevidos caballeros que van en busca de lo que sabemos.

No se conoce el final de la novela pero nos lo imaginamos. Como nos imaginamos la lección de los dos episodios: viejitos, si ven una tentación, aléjense de ella, recen una oración y salgan corriendo. Se evitarán muchos problemas.

PD. Han pasado cincuenta años desde la muerte de Camilo Torres, un cura que hubiera podido ser gran dirigente político si no hubiera caído en el pecado de irse para la guerrilla, atendiendo la invitación de algún desadaptado que le tenía envidia y lo engañó. El presidente Santos ha autorizado la búsqueda de los restos, que serían trasladados a la Universidad Nacional, donde fue capellán.

Así se iniciarían las negociaciones de paz con el Eln. GPT

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